La procrastinación es un comportamiento universal que, sin importar la edad o el ámbito, nos afecta a todos en algún momento. Aunque muchas veces la etiquetamos como falta de disciplina o incluso pereza, la verdad es que la procrastinación es mucho más compleja de lo que parece, involucrando tanto nuestra mente como nuestras emociones.
Abordar el tema de la procrastinación es fundamental, ya que no solo influye en nuestra productividad diaria, sino que también tiene un impacto directo en nuestra salud mental, nuestra autoestima y nuestro bienestar general. Comprender por qué procrastinamos y, más importante aún, cómo podemos superar esta tendencia, nos permite tomar control de nuestras decisiones, mejorar significativamente nuestra calidad de vida y alcanzar nuestras metas con mayor efectividad. Porque al final, la procrastinación no es solo un retraso en las tareas, es una barrera que podemos aprender a superar
Hoy hablaremos de:
¿Por qué procrastinamos?
La procrastinación es un fenómeno que afecta a personas de todos los niveles de productividad, desde quienes sienten que no avanzan, hasta aquellos que parecen ser altamente eficientes. Aunque a primera vista se percibe como un problema de pereza o de mala gestión del tiempo, la realidad es que sus raíces son mucho más profundas y están vinculadas a nuestra psicología. El cerebro humano está programado para evitar el dolor y buscar placer, lo que explica por qué, frente a una tarea difícil o abrumadora, tendemos a posponerla. En esos momentos, el cerebro la percibe como algo incómodo o doloroso, llevándonos a buscar actividades que ofrezcan gratificación inmediata, como revisar redes sociales o ver una serie.
Además, el miedo al fracaso juega un papel importante: cuando tememos no cumplir con nuestras expectativas o las de los demás, procrastinar se convierte en una forma de autoprotección; al no comenzar, evitamos la posibilidad de fallar. Otro factor relevante es la falta de claridad. Cuando no sabemos exactamente qué hacer o por dónde empezar, la incertidumbre puede ser abrumadora, y tareas grandes o complejas nos paralizan si no las descomponemos en pasos más manejables.
El perfeccionismo y cómo afecta la procrastinación
Curiosamente, las personas perfeccionistas suelen ser más propensas a procrastinar. Este fenómeno se debe al miedo de no hacer las cosas de manera perfecta desde el inicio. Para estas personas, es preferible no comenzar una tarea que hacerla “imperfectamente”, lo que crea un círculo vicioso donde la procrastinación se vuelve constante. Sin embargo, existen formas de romper con este ciclo. Primero, es fundamental identificar la causa detrás de la procrastinación. Ya sea el miedo al fracaso, la falta de claridad o el perfeccionismo, entender el origen permite aplicar las estrategias adecuadas. Dividir las tareas en pasos pequeños y específicos reduce la ansiedad y facilita comenzar.
Además, practicar la autocompasión es clave; ser amable contigo mismo cuando sientas que no avanzas como quisieras, ayuda a evitar la autocrítica destructiva que solo perpetúa el problema. Implementar técnicas como la del “tiempo limitado” —establecer un temporizador de 10 o 15 minutos para iniciar una tarea— puede generar el impulso necesario para continuar. Finalmente, desarrollar una rutina y recompensar el progreso, incluso si es pequeño, refuerza el comportamiento positivo y entrena al cerebro a asociar las tareas con una sensación de logro. De esta manera, la procrastinación deja de ser una barrera y se convierte en una oportunidad para mejorar el bienestar emocional y la productividad.
Al comprender las causas subyacentes de procrastinar es posible tomar acción con más confianza y alcanzar un mayor equilibrio personal.
Gracias por llegar hasta el final de este artículo que fue escrito por Mafe psicóloga especialista del Consultorio Psicológico María Paula, lo hice con cariño y entrega para ti, te dejo un video sobre 3 hacks infaltables para abandonar la procrastinación y sentirte mejor y mas productivo. Si te gustó, no olvides compartirnos y así llegar a más personas.