¿Te has preguntado alguna vez por qué ciertos patrones de comportamiento y pensamientos siguen repitiéndose en tu vida? En este blog, exploraremos el mundo de la ‘niña interior‘, esa parte de nosotros que llevamos desde la infancia. Investigaremos cómo nuestras experiencias tempranas pueden influir en nuestras relaciones, decisiones y nuestra percepción de nosotros mismos. Además, examinaremos cómo las heridas de la infancia pueden dejar una huella que arrastramos hasta la vida adulta, y cómo nuestra ‘niña interior‘ continúa influyendo en nuestras acciones y emociones.
Hoy hablaremos de:
La importancia de la niña interior
La “niña interior” representa una parte vulnerable y sensible de nuestra psique. En esta parte de nosotros, almacenamos las experiencias tanto positivas como negativas, emociones, pensamientos y creencias que adquirimos en los primeros años de vida. Dependiendo de cómo internalizamos estas experiencias, nuestra niña interior puede manifestarse de diversas maneras: como alguien alegre y optimista o como alguien tímido, temeroso y retraído. Es como un espejo emocional que refleja nuestras experiencias de la infancia, y a menudo, estas representaciones internas influyen en cómo nos relacionamos con el mundo, cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo enfrentamos los desafíos de nuestra vida adulta.
Conectar con nuestra niña interior nos ayuda a comprender mejor por qué reaccionamos de ciertas maneras en situaciones específicas. Trabajar en una relación saludable con nuestra niña interior es esencial, ya que nos permite fortalecer nuestra autoestima y promover la autoaceptación. Además, nos brinda la oportunidad de identificar y modificar creencias arraigadas, nos ayuda a reconocer y dar voz a las emociones que no fueron expresadas o procesadas adecuadamente durante la infancia, permitiendo así una liberación terapéutica de emociones reprimidas que han estado afectando nuestra vida adulta.
¿Mi niña interior está herida?
En su proceso de desarrollo la niña interior puede ser influenciada por una variedad de experiencias y situaciones. A continuación, exploraremos algunas razones por las cuales a menudo queda herida:
El haber pasado por experiencias traumáticas ya sean duelos, violencia, abusos, divorcios, mudanzas frecuentes o cambios significativos en la dinámica familiar. La falta de apoyo emocional y afecto de los cuidadores puede generar sentimientos de abandono, inseguridad e inestabilidad emocional. Las comparaciones constantes o la crítica excesiva por parte de figuras de autoridad pueden dañar la autoestima y la autoimagen, así como experimentar acoso escolar o ser excluido por pares.
Es importante reconocer que cada persona tiene una historia única, y las heridas del niño interior pueden variar en su origen y causas. Ten en cuenta que cada persona procesa su historia de vida y los acontecimientos de manera diferente.
Heridas comunes de la infancia
Las experiencias de la infancia tienen un impacto significativo en la formación de nuestra identidad y salud emocional. Estas son algunas de las heridas más comunes de esta etapa:
Herida de abandono: Puede surgir cuando una niña se siente abandonada emocionalmente, o sus padres o cuidadores no estuvieron presentes. En la edad adulta, esto puede manifestarse como una sensación de soledad y dificultades para establecer relaciones de confianza.
Herida de rechazo: Experimentar el rechazo en la infancia, por sus pares o por figuras de autoridad, puede llevar a una baja autoestima, a tener una sensación de no ser digno de amor o aceptación en la edad adulta, buscar la perfección en todo lo que hacemos, evitar molestar o discutir con las personas para que no se molesten con nosotros y buscar agradar a los demás.
Herida de traición: La traición, como el engaño o la falta de confiabilidad por parte de figuras de confianza en la infancia, cuando no nos cumple las promesas o nos sentimos engañados por diferentes situaciones, hace que se generen dificultades para confiar en otros, formación de patrones de relaciones conflictivas o desarrollar una personalidad posesiva y controladora.
Herida de Humillación: La humillación o la vergüenza en la infancia se puede ver reflejada en experiencias en las que sentimos que no éramos “suficientes” y que por ello no éramos “merecedores”, esto puede llevar a problemas de autoimagen, inseguridad y ansiedad social en la vida adulta.
Lo que no sanamos de nuestra infancia o de las relaciones con nuestros padres, lo llevamos con nosotros y esto puede tener un impacto profundo en nuestros vínculos actuales. A menudo, sin darnos cuenta, repetimos patrones que se originaron en esas experiencias tempranas. Estos patrones pueden incluir la recreación de las mismas dinámicas del pasado en nuestras relaciones actuales. Sin embargo, recuperar a nuestra niña interior implica dar un paso atrás en el tiempo, hacia esas etapas cruciales de desarrollo, y abrirnos a la posibilidad de reconciliarnos con nuestra propia historia.
Para recuperar a nuestra niña interior, debemos permitirnos sentir y procesar las emociones que han estado guardadas durante tanto tiempo, incluso aquellas relacionadas con el dolor y la vulnerabilidad. Esto significa reconocer y abrazar nuestras necesidades insatisfechas, aquellas que no fueron atendidas de manera adecuada en la infancia. Al hacerlo, comenzamos un proceso de sanación que puede tener un impacto significativo en nuestra salud emocional. Si mientras leías este blog te has identificado con algunas de las heridas de la infancia o los desafíos relacionados con tu niña interior, queremos recordarte que no estás sola en este proceso de sanación y autodescubrimiento. Estamos aquí para ofrecerte el apoyo y las herramientas necesarias para explorar y sanar estas heridas.
Gracias por llegar hasta el final de este artículo que fue escrito por Liliana, psicóloga especialista del Consultorio Psicológico María Paula, lo hice con cariño y entrega para ti, te dejo un video que te ayudará a reconocer como el tipo de apego influye en tus relaciones actuales. Si te gustó, no olvides compartirnos y así llegar a más personas.