La violencia de género es uno de los problemas más persistentes y alarmantes en todo el mundo, afectando profundamente la vida de millones de mujeres. En Colombia, las cifras son contundentes: solo en el primer bimestre del año se reportaron 50.374 casos de violencia contra mujeres. En Bogotá, la situación es aún más preocupante, con un incremento del 165% en los casos de violencia según la Policía Metropolitana, lo que significa que, a diario, aproximadamente 110 mujeres son víctimas de violencia intrafamiliar. Estos números no solo representan estadísticas frías, sino que reflejan historias reales de dolor, miedo y desigualdad que nos exigen actuar. En sus múltiples formas, este tipo de violencia constituye una violación de los derechos fundamentales de las mujeres. Es un problema que exige medidas efectivas que garanticen la seguridad y dignidad de las mujeres.
Este blog busca ser un espacio de reflexión y aprendizaje para entender los diferentes tipos de violencia de género, reconocer las señales de alerta en relaciones abusivas y explorar los factores psicológicos que, en muchas ocasiones, mantienen a las mujeres atrapadas en estas dinámicas destructivas. Porque hablar de este tema es el primer paso para romper el silencio y construir un futuro donde ninguna mujer tenga que vivir con miedo.
Hoy hablaremos de:
¿Qué es la violencia de género y cuáles son sus tipos?
La violencia de género se define como cualquier acto de agresión que cause daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, económico o patrimonial y que esté fundamentado en la desigualdad de poder entre los géneros. Este tipo de violencia no se limita a las agresiones físicas evidentes; también abarca conductas como amenazas, humillaciones, intimidaciones y control emocional. En esencia, se trata de un ejercicio de poder donde el agresor busca dominar y someter a la víctima, perpetuando dinámicas de control destructivas. Según la Ley 1257 de 2008 en Colombia, la violencia de género incluye tanto acciones como omisiones que causan daño o sufrimiento en el ámbito público o privado.
Entre los tipos más comunes de violencia de género se encuentran:
Violencia física, que incluye golpes, empujones o cualquier daño corporal visible.
Violencia psicológica, caracterizada por humillaciones, insultos o manipulaciones que deterioran la autoestima y el sentido de identidad de la víctima.
Violencia sexual, que se da cuando hay coerción o ausencia de consentimiento, y que puede incluir contacto físico no deseado o presiones psicológicas para obtener favores sexuales.
Violencia económica, manifestada en el control de los recursos económicos y la limitación de la autonomía financiera de la mujer.
Violencia verbal, que, aunque puede parecer menos grave, afecta profundamente la autoestima y la salud mental a través de insultos, gritos o descalificaciones constantes.
Entender y visibilizar estos tipos de violencia es el primer paso para reconocer la gravedad del problema y actuar en su contra.
Reconociendo las banderas rojas en las relaciones
Una relación saludable debe ser un espacio de respeto y crecimiento mutuo, pero en muchas ocasiones, las dinámicas abusivas comienzan de forma sutil y escalan con el tiempo. Estas señales de advertencia, conocidas como banderas rojas, son claves para identificar si una relación está siendo perjudicial. Algunas de estas señales incluyen:
Celos excesivos y control: Un intento de limitar con quién hablas, a dónde vas o qué haces, disfrazado de «preocupación».
Falta de honestidad y responsabilidad: La mentira constante o la incapacidad de asumir errores son signos de manipulación.
Críticas de terceros: Si amigos o familiares detectan actitudes negativas en tu pareja, es importante escuchar sus opiniones.
Estallidos emocionales e ira descontrolada: Cambios repentinos de actitud, gritos o amenazas generan un ambiente inseguro e inestable.
Falta de respeto a los límites: Ya sean físicos, emocionales o sociales, la falta de consideración hacia tus límites personales es una clara bandera roja.
Reconocer estas señales y buscar ayuda puede marcar la diferencia entre permanecer en una relación destructiva o priorizar tu bienestar y seguridad. Si te identificas con alguna de estas situaciones, es importante recordar que no estás sola y que siempre puedes buscar apoyo para salir adelante.
Detrás de las relaciones violentas
Salir de una relación violenta no es sencillo. Las mujeres que permanecen en este tipo de relaciones a menudo enfrentan barreras emocionales y psicológicas profundamente arraigadas. Entre las razones más comunes están:
Teoría del apego: Según John Bowlby, las experiencias de inseguridad en la infancia pueden predisponer a las mujeres a relaciones disfuncionales, temiendo la separación o el abandono.
Baja autoestima: La violencia psicológica destruye progresivamente la confianza en sí mismas, haciendo que las víctimas sientan que no merecen algo mejor.
Miedo y amenazas: Los agresores utilizan la intimidación para mantener a las mujeres en un estado constante de alerta, temiendo represalias si intentan dejar la relación.
Aislamiento social: Al cortar los lazos con amigos y familiares, los agresores incrementan la dependencia emocional y social hacia ellos, dificultando aún más la salida.
Comprender estas dinámicas es fundamental para apoyar a quienes se encuentran en relaciones violentas y promover herramientas que les permitan recuperar su libertad y bienestar emocional.
Gracias por llegar hasta el final de este artículo escrito por Liliana, psicóloga especialista del consultorio psicológico Maria Paula, lo hice con cariño y entrega para ti, te dejo un video que te brindara más información acerca de cómo ser una mujer exitosa que te brindara herramientas adicionales para tu bienestar como mujer.